Un arquitecto es mucho más que un dibujante de planos: es un profesional que traduce ideas en proyectos funcionales, estéticos, legales y viables constructiva y técnicamente. Su rol abarca desde la interpretación de necesidades hasta la entrega final de una obra construida.
El arquitecto inicia el proceso dialogando con el cliente, escuchando sus aspiraciones, presupuesto y expectativas.
¿Qué buscas de tu proyecto?, ¿Para cuantas personas es? ¿Cuántos cuartos y baños deseas tener? ¿Cuánto puede costar?
El arquitecto traduce estos sueños, aspiraciones y necesidades en algo real y construible. De este trabajo se define un programa arquitectónico: un documento que especifica los espacios requeridos, su tamaño, funciones y relaciones entre ellos y sirve como guía para darle forma a la obra.
El siguiente paso es analizar el terreno o edificio existente, su orientación, topografía, entorno y accesibilidad. También se estudia la normativa local para asegurar que el diseño sea viable legalmente y optimice el uso del lugar.
Esta fase convierte ideas en propuestas tangibles mediante el trabajo intelectual del Arquitecto. Es una fase de trabajo arduo tanto creativo como técnico donde se concilian en una respuesta única una gran cantidad de requerimientos normalmente contradictorios. El anteproyecto permite visualizar el diseño de forma general, tomar decisiones clave y validar el concepto antes de entrar al detalle técnico. Es el “qué” queremos realizar: establece la meta que se desea alcanzar.
Es en el anteproyecto donde por primera vez se empieza a ver como puede ser la obra. Para dar una visión realista de esto y una visión preliminar de su costo este debe Incluir:
Con el anteproyecto aprobado, se elabora el Proyecto Ejecutivo: el conjunto de planos y documentos técnicos necesarios para construir: literalmente el instructivo para construir la obra. Es el “cómo” lo vamos a realizar: establece la manera en que se alcanzará la visión de la obra definida en el Anteproyecto.
Un Proyecto Ejecutivo completo, debe incluir al menos:
Muchos arquitectos tratan de convencer a los clientes de construir contando sólo con el Anteproyecto o con una versión reducida del Proyecto Ejecutivo. Ello equivale a proponerle al cliente improvisar con su dinero durante la obra. Lo hacen ya que la obra tiende a generar mucho mayores ingresos para el Arquitecto que la elaboración del Proyecto.
Coste estimado: representa el 40% del costo total del proyecto arquitectónico.
El arquitecto, junto con un gestor especializado, apoya en la obtención de licencias y permisos requeridos por las autoridades para poder realizar una construcción: uso de suelo, licencia de construcción, número oficial, protección civil, disposición de residuos, entre otros.
Coordina la integración de ingenierías y disciplinas complementarias para asegurar que todos los sistemas funcionen coherentemente y no existan conflictos entre disciplinas durante la obra que impliquen correcciones que suban los costos o adaptaciones improvisadas.
Esta es la parte más visible del proyecto y su buena ejecución depende críticamente de la preparación y planeación del anteproyecto y proyecto ejecutivo.
Durante la construcción, el arquitecto dirije todos los trabajos, planifica, cuantifica y verifica que se cumpla con lo proyectado, resuelve dudas técnicas y asegura la calidad del trabajo velando por el buen uso de los recursos del cliente.
Al terminar, revisa la obra, documenta los cambios, entrega planos ‘as-built’, que reflejan las condiciones finales reales de la obra, y manuales, y valida la conformidad del proyecto.
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